El choque térmico es como pedirle a tu cuerpo que pase del verano al invierno en una fracción de segundo. ¿Sales de tomar el sol y te sumerges en agua helada? ¿Sales de un hammam ardiente y te metes en una sala con aire acondicionado? Estos cambios bruscos no son solo un simple «golpe de frío»: alteran tu organismo, a veces de forma violenta. Mareos, escalofríos, malestar... A tu cuerpo no le gusta que le pillen desprevenido. Entonces, ¿cómo reconocer un choque térmico y, sobre todo, cómo evitarlo? Te lo explicamos todo.
Choque térmico: definición y mecanismos
El choque térmico es una reacción brusca del organismo ante un cambio repentino de temperatura, a menudo al pasar de un ambiente cálido al agua fría, o viceversa. ¿El caso más habitual? Bañarse después de comer o sumergirse en agua helada en verano. El cuerpo sufre entonces un estrés importante que puede provocar un síncope, una hidrocution o incluso hipotermia si la exposición es prolongada.
Terminología relacionada con el choque térmico
- Hidrocución: malestar repentino en agua fría, a menudo después de una comida o de la exposición al sol.
- Hipotermia: descenso de la temperatura corporal por debajo de los 35 °C, frecuente en aguas muy frías.
- Hipertermia o golpe de calor: lo contrario de la hipotermia, es cuando el cuerpo se sobrecalienta.
¿Por qué es peligroso el choque térmico?
En caso de choque térmico en el agua, por ejemplo, en la piscina después de comer o de una comida copiosa seguida de un chapuzón, tu sistema cardiovascular se ve sometido a un estrés. La circulación se altera, el corazón puede acelerarse y, en ocasiones, puedes perder el conocimiento. También es el comienzo de una crisis de hipotermia si permaneces demasiado tiempo en agua fría, o de un verdadero malestar.
Síntomas a tener en cuenta: ¿choque térmico o hipotermia?
Identifica rápidamente los signos:
- Síntomas del choque térmico: mareos, malestar, pérdida de conocimiento inmediata o en los segundos siguientes.
- Síntomas de hipotermia: escalofríos, piel fría, entumecimiento, confusión, respiración lenta.
- Síntomas de hipertermia: piel caliente y seca, dolor de cabeza, náuseas, aceleración del ritmo cardíaco, desorientación, fiebre alta.
Cuidado con el golpe de calor después de comer
Saltar al agua justo después de comer puede provocar un golpe de calor. El cuerpo ya está trabajando en la digestión (lo que se conoce como calor digestivo) y no puede soportar el choque del agua fría. El resultado: malestar o incluso algo peor. Así que tómate tu tiempo y deja que tu temperatura baje.
¿Cómo evitar un choque térmico?
Entra en calor antes de sumergirte
Evita los cambios bruscos. Entre el calor y el frío, haz transiciones y adapta tu cuerpo poco a poco
¿Acabas de tomar el sol, de correr o de salir de la sauna? Tu cuerpo está en modo «caliente». Sumergirlo directamente en agua fría supone un riesgo de choque térmico, o incluso de hidrocution. Para evitarlo, baja tu temperatura gradualmente:
- Quédate a la sombra o a temperatura ambiente unos minutos antes de entrar en el agua.
- Mójate los brazos, las piernas... y la nuca (sí, ese viejo reflejo es realmente útil).
- Entra en el agua poco a poco, sobre todo si está fría.
Este tiempo de adaptación evita que el cuerpo entre en pánico y te permite disfrutar del baño con total seguridad.
No te tires al agua después de comer
Tirarse al agua justo después de comer es una mala idea. Tu cuerpo está en pleno proceso de digestión: moviliza energía para asimilar la comida. Si te sumerges en agua fría en ese momento, corres el riesgo de sufrir un golpe de calor. Espera al menos entre 30 y 45 minutos después de comer antes de bañarte. Es un reflejo sencillo pero esencial para evitar un golpe de calor después de comer.
Hidrátate y regula tu temperatura
Bebe antes y después. Un organismo bien hidratado reacciona mejor a los cambios.
Lleva ropa adecuada
Antes y después del agua, no te quites la ropa. Tu cuerpo necesita ayuda para regular su temperatura, sobre todo si acabas de nadar o te has expuesto al sol. Ponte manguitos, una camiseta refrescante o incluso una toalla refrescante para evitar un golpe de calor y mantener una temperatura estable. Y no te olvides de la cabeza: es una zona muy sensible a la acumulación de calor. Llevar un sombrero ligero, una gorra con protección UV o una gorra técnica ayuda a limitar el riesgo de sobrecalentamiento, especialmente en el cuero cabelludo, el cuello y la cara. Un buen accesorio suele marcar la diferencia entre una sesión relajante... ¡y un malestar a 35 °C!
¿Qué hacer en caso de choque térmico o hipotermia?
- Sal inmediatamente del agua o de la fuente de frío.
- Túmbate en un lugar protegido, cálido y tranquilo.
- Entra en calor poco a poco: ponte ropa seca, envuélvete en una manta o una toalla caliente y bebe algo tibio (no muy caliente).
- Evita cualquier esfuerzo y descansa hasta que los síntomas desaparezcan.
- Si sientes que tu estado empeora (confusión, mareos, escalofríos incontrolables), llama a los servicios de emergencia o pide que te acompañen rápidamente.
G-Heat: tu aliado contra los golpes de calor
¿Te apetece darte un chapuzón, sudar o refrescarte sin correr el riesgo de sufrir un choque térmico? G-Heat está ahí para acompañarte. Nuestra gama refrescante te ayuda a mantener una temperatura corporal estable durante los calurosos días de verano. Y cuando vuelve el frío, nuestra ropa térmica toma el relevo para evitar los golpes de frío y los choques relacionados con las bajas temperaturas.
Ya sea para hacer frente a una ola de calor o a un viento gélido, G-Heat te ayuda a controlar tu temperatura sin renunciar al confort ni al estilo. No sufras más el choque térmico: ¡anticipate, protégete y disfruta al máximo de cada estación con G-Heat!