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Quemaduras solares en niños: qué hacer

Coup de soleil enfant : les bons réflexes à avoir

Romane B. |

Antes de que se caliente: señales a tener en cuenta

El sol pega fuerte, los niños juegan y, de repente, te das cuenta de que sus mejillas se ponen rosadas... y luego rojas. Ay. Las quemaduras solares en los niños no tardan mucho en aparecer.

¿Cuáles son los síntomas de una quemadura solar? Enrojecimiento, piel caliente al tacto, a veces incluso un poco de fiebre o cansancio. Y si aparecen ampollas, es que la quemadura es más profunda. En cualquier caso, no hay que dejarlo pasar.

Primera misión: aliviar rápidamente

Enfriar, hidratar, calmar

No hace falta sacar la artillería pesada, pero hay que actuar con rapidez:

  • Refresca la piel con agua tibia (no fría, para evitar el choque térmico).
  • Aplica una crema para quemaduras solares infantiles, como Biafine, pero solo si el niño tiene la edad requerida (¡comprueba siempre la etiqueta!).
  • Cubre la zona durante los días siguientes y evita a toda costa exponerla al sol. Una quemadura solar, aunque sea leve, necesita reposo para cicatrizar correctamente.

 

Si te preguntas qué poner en una quemadura solar: sobre todo, nada graso como mantequilla o aceite, ya que retienen el calor y agravan la quemadura. Para los niños, es mejor utilizar aloe vera, una opción natural, suave y sin límite de edad. Calma, hidrata y es muy agradable sobre la piel caliente.

¿Y si empeora?

¿Fiebre, ampollas, llanto, vómitos? Entonces ya no hay que jugar: quemadura solar en un niño + fiebre = al médico. Incluso si la quemadura solar «no es tan grave», si no estás seguro, es mejor consultar.

¿Por qué? Porque una quemadura solar en un niño puede evolucionar rápidamente a una insolación o incluso a una deshidratación grave. Su cuerpo es más pequeño, más frágil y reacciona mucho más rápido que el nuestro al calor. Una quemadura grave, especialmente en una zona extensa, también puede provocar una reacción inflamatoria importante o una infección (sobre todo si la piel forma ampollas).

El médico comprobará la temperatura, inspeccionará la piel y evaluará el grado de quemadura. Si es necesario, recetará una crema más adecuada, apósitos especiales para las ampollas o incluso un tratamiento para aliviar el dolor o bajar la fiebre. En algunos casos, puede ser necesaria incluso la rehidratación.

En resumen, no esperes a que se convierta en algo grave. Es mejor un pequeño chequeo tranquilizador que un gran estrés innecesario.

Prevenir para que no vuelva a ocurrir (o casi)

Las reglas de oro de la prevención

Una vez que has pasado por eso, no quieres volver a vivirlo. Estos son los reflejos que hay que adoptar para evitar una nueva quemadura solar en los niños:

  • Salir antes de las 11 de la mañana o después de las 4 de la tarde, cuando el sol para los niños es un poco más suave
  • Aplicar crema solar cada 2 horas (índice 50 como mínimo), incluso a la sombra
  • No olvidarse de la nuca, las orejas, la parte superior de los pies... las zonas más olvidadas por el sol
  • Proteger con ropa anti-UV. Así nos aseguramos de que la protección es constante durante todo el día, sin tener que acordarnos de volver a aplicar la crema cada vez que salimos.

La combinación inteligente: camiseta anti-UV

Una camiseta anti-UV es la mejor aliada de la crema solar. Cubre, protege, se seca rápidamente y evita tener que untar de crema cada 10 minutos a un niño que no para quieto. La idea es combinar ambos para obtener una protección óptima: para el cuerpo, apostamos por la camiseta anti-UV, y para la cara y las zonas descubiertas, aplicamos crema solar.

En G-Heat tenemos justo lo que necesitas: camisetas anti-UV para niños cómodas, elegantes y ultra eficaces. Una verdadera barrera contra los rayos UV, ¡ya no tendrás que preocuparte por la crema cada dos horas!

En resumen: no hay que alarmarse, pero hay que actuar

Las quemaduras solares en los niños no son inevitables, pero pueden convertirse rápidamente en un problema si no se actúa a tiempo. En caso de percance, trata la quemadura rápidamente, alivia el ardor con los productos adecuados y, sobre todo, evita que vuelva a ocurrir.

Prevención = protección. Y para eso, nada mejor que una buena crema + una camiseta anti-UV para niños. Conserva la diversión, no las quemaduras solares.